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Autor: Analy Damian
Proyectos V
El presente trabajo
intenta narrar la vida cotidiana de muchos estudiantes de nuestra región, el
contacto directo con la realidad, qué ante la escasez de recursos, muchos se
ven en la necesidad de trabajar para poder estudiar, y aunque suene duro, la
realidad educativa en muchos centros
poblados es deficiente; esto no solo es un problema académico; es decir,
el poco profesionalismo con que se toma la educación por parte de los docentes
en estos colegios, sino también por las condiciones deplorables en que se
encuentran las estructuras de dichos centros educativos, lo que creemos,
desmotiva a los alumnos, al no contar con agrupamientos educativos dónde
realizar sus actividades, buenos servicios higiénicos y campos deportivos,
importantísimos para el desarrollo tanto intelectual como físico.
Camino al colegio, un recorrido largo
donde el sonido del viento, los pasos firmes y a la vez cansados sobre el
camino, el bullicio que generan los autos, conforman el ambiente típico de
aquel estudiante que al no tener las condiciones
necesarias para poder estudiar, se esfuerza por tenerlas a cuesta de trabajo en
sus tiempos libres.
Al Salir de casa, el conectarse con la luz del día da ánimo,
renueva las fuerzas para emprender la hazaña ante un día de estudio duro pero fructífero
a futuro.
Llevar a cuestas una pequeña mochila
algo viejita y el sol que ya al medio día se hace sentir fuertemente; así,
cansado de una mañana de trabajo emprendo mi viaje al colegio, las pequeñas
piedras del camino sobre la falda de un cerrito, crean un canto suave que me
acompaña hasta la llanura, ante un ambiente algo nostálgico, por dejar en casa
a mis dos hermanitas al cuidado de mamá, pienso en los muchos peligros a los
que están expuestos al no contar con una casa que brinde siquiera algo de
seguridad.
Casi cesando ante el sol agitante un
pequeño descanso nos brinda el camino, una moto nos lleva a través de una trocha
por pequeños 10 minutos que se hacen muy extensos mientras a la mente vienen un
sin fin de pensamientos, que me desconectan por un momento de la realidad, ni
aún el fuerte ruido de las autos, camiones, motos y más, logran desconectarme
de ese mundo. ¿Qué será del mañana?, al terminar el colegio, ¿será mejor un
instituto o la universidad? Pero fuera de eso ¿cómo pagaré esos estudios?, todo
eso me invade y el cansancio que le suma va convirtiendo ese universo de
preguntas, en un profundo sueño hasta terminar la trocha.
“Despierta y sigue tu camino” en voz
alta dijo el chofer, otro camino nos espera y cada día tengo que vivir esto;
pero pensar, en que muchos otros estudiantes tienen que hacer aún más esfuerzo
por llegar a su colegio; media, una, hasta dos horas de camino por cerros y
pedregales para cultivar el conocimiento en busca de mejores condiciones de
vida, condiciones limitadas que nos brinda el pequeño pueblo, donde solo
encuentras un colegio con ambientes en pésimas condiciones, un pequeño centro
de salud, una caseta de la PNP; en ese entonces, pareciera que el silencio
mismo me dijera: “la universidad te brindará mejores condiciones”, pero al ir a
la universidad, está debería ser nacional y está en Lambayeque, muy lejos de
aquí y viajar todos los días sería muy costoso, por otro lado vivir allá
dejando mi barrio, el camino escarpado hacia mi casa, el perfume de los leños
quemados en la cocina, las calles con caminos surcados por los pasos de los
pobladores, tendría que alquilar un cuarto y trabajar como de costumbre en los
tiempos libres.
Mientras camino incesante para llegar
temprano, cada día pienso, medito en que haré al terminar la escuela, solo
queda medio año y debemos tomar una decisión; así será, la ciudad nos espera,
nuevos retos, nuevos amigos y mucho estudio; que importa si es difícil, la
dificultad hará más grande la satisfacción al lograr mis objetivos, en ese
entonces a mi mente se acercan las palabras de mi padre: “por más lejos que
este tu destino muchos caminos encontrarás, solo toma el correcto y no el
fácil, si es empinado toma aliento y sigue adelante, mientras puedas respirar
tienes que continuar”. A medio caminar, de repente un empujón me manda de
bruces sobre la tierra, que pasó-gritó Jacinto- ya estás cansado que un simple
empujón no soportas; era mi compañero de clase, como Siempre inoportuno con sus
ocurrencias, con él caminando a mi lado una larga charla nos esperaba hasta
llegar al colegio.
¿Hiciste la tarea de física? Y la de
mate’ y la de historia, a mí me falta la de física -dijo él- me falta la de
mate, luego nos pasamos en el aula, le dije, a lo que él respondió como era de
esperarse con un sí. Mientras caminábamos, más compañeros se nos unieron al
camino, mientras ellos conversaban a mi mente volvió el recuerdo de que haré al
terminar el colegio.
Así que les hice la misma pregunta que
en mi mente parece un motor de nunca detenerse, ¿Qué estudiarán al terminar el
colegio?-les dije- en ese instante un silencio profundo invadió al grupo, entre
pisadas y el chubasco que ya empezaba uno respondió, yo quiero ser geólogo; me
encanta la tierra, las rocas, saber cómo se forman y de que están compuestas,
además mi hermano mayor está en Trujillo terminando su carrera y prometió
ayudarme en cuanto trabaje. Otro respondió, a mí me encantaría ser médico ya
que en nuestro pueblo hace falta
atención médica, sin embargo no creo poder ya que mi familia no podría pagar
esos estudios así que solo me queda trabajar en el campo ayudando a mis padres.
Mientras el petricor iba perfumando el
ambiente, un compañero respondió yo quiero ser biólogo, la naturaleza me llama,
en especial el mar y sus especies, quiero adentrarme en ese universo infinito
que tiene el planeta.
Cada
vez nos acercábamos más al colegio y uno a uno expresaban su deseo por
estudiar, junto a ello la frustración por no contar con suficiente dinero para
realizar su sueño; iba concentrado en mis ideas y de la nada dije: yo seré
Arquitecto, todos atinaron a reírse en tono sarcástico amedrentándome al
instante en tanto un compañero decía: sueñas demasiado, nosotros tenemos
nuestros padres y con mucho esfuerzo tal vez podríamos estudiar siquiera en un
instituto, pero tú solo tienes a tu madre y dos hermanos pequeños,
¿Cómo
podrías lograrlo?, si tan solo al colegio llegas cansado y en clase te duermes,
estudiar arquitectura es caro y demanda mucho tiempo, ni siquiera podrías
trabajar; y si fuera poco, agrégale a esto la calidad educativa que tenemos, nuestro colegio ya se cae-dijo entre
risas- y los profesores ni ganas tienen de enseñar.
¿Crees
que tienes los conocimientos necesarios para poder ir a una universidad?; no
tardé en contestarle muy seguro de mi respuesta, “ ya verás que podré”, y el
pesimismo que ustedes demuestran y que tal vez por momentos me invade, no será
impedimento, seré un buen profesional y le brindaré a mi familia mejores condición de vida de las que tenemos-le
dije- todos pusieron su mirada en mí, desapareciendo de sus rostros cualquier
expresión burlesca antes mostrada; tal vez, hasta podría ayudar a nuestro
pueblito, tener un mejor colegio y centro de salud -les replicaba- mientras
pateaban pequeñas piedrecitas que había en el camino.
¿Pero en que trabajarás? como repartidor de
periódicos no ganas mucho y la carrera que quiere es cara-dijo Jacinto-
mientras entre murmullos decían, en otros colegio les enseñan algunos talleres,
como construcción, carpintería metálica y en madera, panadería, pintura; si en
nuestro colegio nos enseñaran algo, talvez podríamos conseguir un mejor trabajo,
Mientras
otros decían, que te van a enseñar en este colegio si ya se cae y los
profesores apenas te enseñan a sumar. Mejor ser futbolista -dijo efusivamente
Armando- ellos no saben ni leer pero ganan mucho dinero y tienen las mejores
flacas, se generaron risas entre nosotros y seguimos caminando.
Solo se escuchaba el sonido de los
carros y el gritar de los cobradores llamando pasajeros: banco… banco, Naylamp,
real plaza, Bolognesi, Almanzor; en eso, Jacinto dijo: es cierto, si nos
esforzamos por estudiar podemos algún día unirnos y brindar a nuestra familia y
a nuestro pueblo lo que a nosotros nos hizo falta.
Todos con una sonrisa en el rostro por
un momento, decían estar de acuerdo con lo que dijo Jacinto; hasta eso, la
campana empezó a sonar, era la hora de entrada, así que corrimos para no
quedarnos afuera.
Así fue nuestro día y cada día de
colegio una historia similar sucede, un largo camino donde siempre nos acompaña
el fuerte viento que enreda los cabellos y el sol que calienta el camino
haciéndolo más extenso todavía. Un recorrido hacia el colegio, hacía la cultura
del conocimiento y el valor por el mismo, que con mucho esfuerzo, cada día
muchos de nuestros estudiantes realizan por un mañana mejor. Y como decía Antonio
Machado, Caminante, son tus huellas el
camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar…. No
hay mejor camino que el que trazamos a base de estudio y esfuerzo en busca de
condiciones futuras mejores.
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